Se llama "Delirio de Persecución Política" al síndrome por medio del cual, políticos de escaso valor social y politico adjudican su fracaso en el logro de sus metas políticas a acciones planeadas y ejecutadas por los grupos ideológicos que consideran adversarios. Generalmente este trastorno está vinculado a:
- Causas físicas como el consumo de drogas, alcohol o ambos,
- Causas fisiológicas como el mal funcionamiento del sistema nervioso, en especial del cerebro
- Causas sociales como el pertenecer a una clase social acomodada cuya movilidad social se ha basado en la corrupción y el nepotismo.
Los dos detonantes de esta afección son: la incapacidad de reconocer el bajo o nulo interés que tiene la sociedad por su mediocre y muchas veces nefasta propuesta política ; y la sobrevaloración personal que este individuo se tiene, al grado de considerarse enviado divino, dueño de la verdad absoluta y de los bienes y destino de la nación.